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Comprar una propiedad representa años de ahorro y esfuerzo. Desde épocas inmemorables se han conocido casos de personas que por una u otra razón no legalizaron a tiempo sus inmuebles y con el tiempo tuvieron que acudir hasta los juzgados para recuperar sus propiedades.

La adquisición de un bien inmueble para la mayoría representa un triunfo, un patrimonio, una estabilidad y tranquilidad, pero ¿ qué ocurriría si en un momento inesperado se entera de que la casa que compró es vendida a otra persona, sin que usted lo sepa?

Este es uno de muchos casos que podría ocurrir cuando un bien inmueble no ha sido inscrito con sus nuevos propietarios al momento de adquirirlo.

Teresa M., nombre protegido, nos cuenta que hace tres años una joven de tez blanca y ojos claros la visitó pidiéndole desocupar el immueble, afirmando que dicha propiedad era parte de la herencia que su padre tenía, y que al fallecer constaba entre sus bienes. Ante esta situación, Teresa tuvo que acudir hasta instancias legales, pues ella hace 3 años había adquirido la propiedad, sin embargo el "descuido y desconocimiento" hizo que no terminara el proceso de registro como nueva dueña. Por lo que tuvo que emprender acciones legales para lograr recuperar la casa que había adquirido con los ahorros de toda su vida.

“Yo tenía mis escrituras bien guardadas bajo el colchón pensando que todo estaba bien, no sabía que después de tres años la casa seguía a nombre de este señor que me vendió” expresó la ciudadana.

Rafael Loaiza, Sugerente Técnico Registral (E), señala que la inscripción oportuna en el Registro de la Propiedad es la única garantía que otorga una seguridad jurídica al propietario de la vivienda, ya que este registro es el único título de propiedad válido frente a terceros.

"Este documento lo que hace es vincular al inmueble con su dueño y garantiza a este como único" afirma el especialista en derecho. Así mismo destaca que entre los principales riesgos está: las dobles transferencias de dominio por personas inescrupulosas , juicios o demandas sobre el propietario anterior, gravámenes, fraudes o bienes sucesorios en caso de fallecimiento.

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